Hoy estamos más felices que nunca, porque vuelve una pieza fundamental de nuestra familia: ¡nuestra querida Brini! Aunque nadie sabría en qué cuarto estamos exactamente por lo poco que se ve en cámara, lo cierto es que la emoción se siente en cada rincón del hogar.

Brini hacía mucha falta. No solo por su energía y alegría al despertar con ese clásico “¿ya bebiste café, papá?”, sino porque también es quien nos motiva a ir al gimnasio. Llevábamos ya dos semanas sin cuidarnos mucho, pero con ella de vuelta, no hay excusas: ¡nuestra coach oficial está en casa!

Para recibirla, nos pusimos manos a la obra. Organizamos y limpiamos su cuarto como una pequeña sorpresa. La última vez que se fue, aquello parecía más bien la caverna de un león… ¡pero ahora luce como nuevo! Edward se encargó de lavar el cubrecama, mientras yo dejé el baño reluciente, especialmente la tina. Todo quedó tan impecable que parece una habitación de hotel.

Incluso arreglamos el área de los cepillos, el espejo, y hasta encontramos un chicle pegado en una mesa… típico de nuestra Brini. Lo único que dejamos intacto fue el dressing room: eso sí que le toca a ella. No por falta de ganas, sino porque, sinceramente, parece más bien la guarida de un dinosaurio.

Y aunque todo huele rico y está listo, hay algo más que nos llena de emoción: ¡por fin podremos ver también al yerno! Sí, aunque sea el innombrable para algunos, ya se extrañaba un poco.

El vuelo de Brini se atrasó, ha tenido una travesía complicada, pero sabemos que al llegar encontrará todo listo y hecho con amor. Hasta Turbis, nuestro perrito, está que no se aguanta las ganas de ver a su “mamá”.

Solo esperamos que Brini vea este video y mantenga todo tan lindo como se lo dejamos… ¡aunque ya sabemos que eso será todo un reto!

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