En un momento lleno de risas y un poco de travesura, decidimos hacerle una broma a nuestro hijo Justin. Nada más ni nada menos que hacerle creer que estábamos en un lugar de estética, sometiéndonos a un procedimiento que, en realidad, no era lo que él pensaba. La sorpresa que le teníamos preparada fue una auténtica comedia familiar.
El engaño perfecto
Todo comenzó cuando llegamos a un lugar donde, en apariencia, se realizaban tratamientos estéticos. A Justin no le habíamos contado nada sobre el propósito de nuestra visita. Así que, al enterarse de que íbamos a un lugar que parecía relacionado con tratamientos de belleza, el joven hizo su propia suposición: “Creo que venimos a hacernos algo para la papada”, dijo. ¡Y ahí comenzó nuestra idea de broma!
Preparativos para la broma
Decidimos seguirle el juego y hacerle creer que efectivamente estábamos haciéndonos un tratamiento estético para reducir la papada, tal como él pensaba. Para hacerlo más creíble, nos envolvimos con papel, dándole un toque de “realismo” a la escena. La idea era que se viera como un proceso estético que podríamos hacer en una clínica. Justin no sospechaba nada, y las risas no tardaron en llegar mientras nos preparábamos.
El FaceTime que lo dejó en shock
Una vez listos, decidimos llamar a Justin a través de FaceTime para ver su reacción en vivo. Con el teléfono en la mano, todo parecía estar listo para el gran momento. Llamamos a Justin, y le pedimos que no se asustara, diciéndole que lo grabaríamos mientras veía lo que estábamos haciendo. Estaba nervioso, pero se preparó para ver qué sucedía.
Cuando respondió, lo que vio lo dejó sin palabras. Con todo el “tratamiento” estético aparente, Justin quedó completamente sorprendido, sin poder creer lo que veía. Nos pusimos más creativos y hasta jugamos con su reacción, mostrando nuestra “papada” en un estado exagerado, lo que hizo que las risas fueran inevitables.
El desenlace y la revelación
Por supuesto, la sorpresa no iba a durar mucho tiempo. Después de un par de momentos de tensión y dudas, Justin se dio cuenta de que algo no cuadraba. Con sus observaciones agudas, rápidamente notó que no había signos de inflamación y que el tratamiento no tenía sentido. Al revisar bien, incluso nos dijo: “¡Eso es papel sanitario!” Con su observación, comprendimos que había caído en la trampa, pero la diversión no terminó allí.
La revelación final llegó cuando le explicamos que todo era una broma, que no habíamos ido a hacer nada estético, sino que solo queríamos sorprenderlo. La reacción de Justin fue de asombro, pero también de risa, al darse cuenta de que había sido engañado de manera tan divertida.
La espera para la verdadera sorpresa
A pesar de la broma, les dejamos claro que había algo más por venir, algo real que se iba a revelar pronto. Les pedimos paciencia, ya que la verdadera sorpresa se revelaría al día siguiente. Así que, aunque Justin no entendió todo de inmediato, su curiosidad estaba completamente despierta.